La paciencia, la constancia y la esperanza serán como tres ángeles guardianes que permanentemente nos acompañarán en el camino, sin permitir que la noche de la desolación nos sorprenda.
Necesitamos paz, calma y unidad interior. Para dar los primeroa pasos nos vamos a apoyar en la palabra como puente de unión entre el alma y Dios.
Orar no es fácil.
En mi opinión, una cosa que perjudica y desorienta a los cristianos es el asegurar que orar es cosa fácil, tan fácil como hablar con el padre, la madre o el amigo. Comprendo que sea fácil hacer una oración vocal, unas peticiones comunitarias, o una superficial comunicación con Dios. Pero profundizar en los inescrutables miterios de Dios, habituar y habilitar las facultades piscológicas para el crecimiento de la Gracia, condicionando este crecimiento a los vaivenes de la estructura humana, continuar avanzando por las cuestas oscuras y fatigantes de las exigencias de Dios hasta la unión transformante..., todo este proceso es de una lentitud y dificultad exasperantes. Entre las operaciones humanas, el avanzar a fondo en la vida con Dios es la operación más compleja y difícil. Orar no es fácil.
No a todos se les ha dado la misma capacidad de desarrollo; no a todos se les exigirá la misma medida; a cada cual según la medida de la donación. La cuestión es que nadie puede decir: a mí se me ha dado tal potencia y solamente se me reclamará tal resultado. Sólo Dios es el Dador, sólo Él tiene la medida. A nosotros nos corresponde ser fieles totalmente, sin elucubrar sobre cuánto se me ha dado y cuánto debo corresponder.
MUÉSTRAME TU ROSTRO
Hacia la Intimidad con Dios.
Ignacio Larrañaga
"Agranda la puerta, Padre,
porque no puedo pasar.
La hiciste para los niños,
yo he crecido a mi pesar.
Si no me agrandas la puerta,
achícame por piedad.
Vuélveme a la edad aquella
en que vivir era soñar".
Miguel de Unamuno.
Necesitamos paz, calma y unidad interior. Para dar los primeroa pasos nos vamos a apoyar en la palabra como puente de unión entre el alma y Dios.
Orar no es fácil.
En mi opinión, una cosa que perjudica y desorienta a los cristianos es el asegurar que orar es cosa fácil, tan fácil como hablar con el padre, la madre o el amigo. Comprendo que sea fácil hacer una oración vocal, unas peticiones comunitarias, o una superficial comunicación con Dios. Pero profundizar en los inescrutables miterios de Dios, habituar y habilitar las facultades piscológicas para el crecimiento de la Gracia, condicionando este crecimiento a los vaivenes de la estructura humana, continuar avanzando por las cuestas oscuras y fatigantes de las exigencias de Dios hasta la unión transformante..., todo este proceso es de una lentitud y dificultad exasperantes. Entre las operaciones humanas, el avanzar a fondo en la vida con Dios es la operación más compleja y difícil. Orar no es fácil.
No a todos se les ha dado la misma capacidad de desarrollo; no a todos se les exigirá la misma medida; a cada cual según la medida de la donación. La cuestión es que nadie puede decir: a mí se me ha dado tal potencia y solamente se me reclamará tal resultado. Sólo Dios es el Dador, sólo Él tiene la medida. A nosotros nos corresponde ser fieles totalmente, sin elucubrar sobre cuánto se me ha dado y cuánto debo corresponder.
MUÉSTRAME TU ROSTRO
Hacia la Intimidad con Dios.
Ignacio Larrañaga
"Agranda la puerta, Padre,
porque no puedo pasar.
La hiciste para los niños,
yo he crecido a mi pesar.
Si no me agrandas la puerta,
achícame por piedad.
Vuélveme a la edad aquella
en que vivir era soñar".
Miguel de Unamuno.
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